Viajar en el tiempo es una de las grandes fantasías del ser humano y una temática muy popular en muchas novelas y películas de ciencia ficción.
El primero en narrar un viaje temporal dentro de la literatura de
ficción fue el dramaturgo noruego Johan Herman Wessel, que escribió en 1781 la
obra Año 7603, en la que un hada
transporta a un hombre al futuro. Pero el primero en hablar de un instrumento
mecánico para viajar en el tiempo fue el español Enrique Gaspar y Rimbau, invento
que describe minuciosamente en su libro El
anacronópete (1887). Pero la novela más famosa sobre esta temática es La máquina del tiempo, del escritor
británico H.G. Wells y publicada por primera vez en 1895. En el medio
televisivo la más conocida es la TARDIS, de las serie británica Doctor Who; pero seguramente la máquina
del tiempo más famosa es la que aparece en la saga cinematográfica de Regreso al Futuro: el famoso DeLorean
(en un principio iba a ser una nevera pero se consideró que era mejor que se
moviera) y el condensador de fluzo.
Según el Principio de Autoconsistencia de Nóvikov, desarrollado por el astrofísico teórico y cosmólogo ruso Ígor Nóvikov a mediados de los 80 para resolver los problemas de las paradojas en los viajes a través del tiempo, si un evento ocurre y produce una paradoja temporal la probabilidad de que ese evento ocurra es cero. Así, si viajas al pasado para cambiar algo, acabarás siendo el factor desencadenante en ese suceso; es el caso de la película Terminator (James Cameron, 1985).
En cambio, si obviamos este Principio, el tiempo es flexible, mutable,
donde los cambios pueden crear una línea temporal alternativa; como en Regreso al Futuro (Robert Zemeckis,
1985).
Bob Gale, guionista de la saga junto al director Robert Zemeckis, se
inspiró en el anuario del colegio de su padre para crear Regreso al Futuro, ya que al ver las viejas fotos de su padre
comenzó a preguntarse si habrían sido amigos en caso de nacer en la misma
época.
El gran éxito de Tras el Corazón
Verde (Robert Zemeckis, 1984) y el aval de Steven Spielberg permitieron que
los Estudios Universal dieran luz verde al proyecto, un libreto rechazado
anteriormente por muchas productoras.
Los artífices de la película querían a Michael J. Fox como Marty pero
en el momento del casting no estaba disponible por su contrato con la
telecomedia Enredos de Familia.
Contrataron a Eric Stoltz en su lugar, un joven prometedor que había
sorprendido con su interpretación en Máscara
(Peter Bogdanovich, 1985) pero al ver que no funcionaba recurrieron a Fox pese
a sus problemas de agenda.
El 3 de julio de 1985 se estrenó Regreso
al Futuro, una de las películas más taquilleras de su década, una diversión
familiar con un extraño tema edípico que flirtea con el incesto y que juega con
la profunda nostalgia que los americanos siguen sintiendo por la década de los
50.
“Nunca pensamos en una secuela; el coche volador del final del film
original era una broma. Pero un éxito así se convierte en algo más grande que
tú”, contaba el director Robert Zemeckis años después.
Tras ¿Quién engañó a Roger
Rabbit? (Robert Zemeckis, 1988), los autores filmaron a la vez dos
continuaciones con más efectos especiales.
En Regreso al Futuro II
(Robert Zemeckis, 1989) se muestra el futuro. Así, el 21 de octubre de 2015 es
el día en el que Marty McFly y Emmett Brown llegan a nuestro tiempo, un salto
temporal de una generación para conocer a los descendientes del protagonista.
Zemeckis y Gale eludieron un enfoque orwelliano como el que aparece en la
novela distópica 1984 (George Orwell,
1949) intentando mostrar una evolución posible tanto estilística como
tecnológica. Así, en la película aparecen multitud de detalles que se aproximan
bastante a lo que hoy en día tenemos a nuestro alcance: gafas de realidad
aumentada parecidas a las Google Glass, reconocimiento vocal, lector de
tarjetas de crédito portátil, televisiones multiventana, drones como cámaras
auxiliares, cámaras de fotografiar digitales compactas, control remoto de videojuegos,
videollamadas o puertas que se abren con huellas dactilares. Otros no los
tenemos alrededor nuestro (aún): anuncios con hologramas en 3D, coches
voladores, basura como combustible, bambas con robocordones, monopatines
voladoras o chaquetas autoajustables.
Tras visitar el año 1885, la época del salvaje oeste, en Regreso al Futuro III (Robert Zemeckis,
1990) los creadores completarían una trilogía clave en los relatos de viajes en
el tiempo, regalando una pareja perfecta a la Historia del Cine ochentero:
Michael J. Fox y Christopher Lloyd.
El director volvería a triunfar con su siguiente película: Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994). En
este caso el protagonista también vivirá acontecimientos cruciales, pero no
solo para su familia, sino los de su país durante varias décadas. Pero esa es
otra historia…
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